– Guauu, ¡qué pasada!, ¿quién ha hecho esto?, seguro que un pequeño estudio que está empezando.
– Creo que no, eh! Está en el portfolio de esa consultora.
– Ahhhhh. Entonces seguro que esa consultora ha subcontratado ese trabajo a un estudio cool o a sus redes de freelances de confianza. ¿y por qué no lo hacen desde dentro?
Y esa es la pregunta que me hago constantemente. ¿Por qué las empresas que provienen del desarrollo rehuyen al diseño aunque tengan grandes profesionales dentro?, ¿no ven los cambios?. Sostengo que la figura de los diseñadores está completamente devaluada en este tipo de organizaciones tecnológicas. El problema:
No hay equipos de diseño como tal. Hay diseñadores que ayudan a los equipos de desarrolladores, y estos se organizan en torno a las tecnologías que se usan,no entorno al tipo del problema que se resuelve.
O dicho en otras palabras, los proyectos se enfocan desde el prisma de la información, en cómo se gestiona y mueve el dato (que ha activado el usuario) y no en cómo el cliente del cliente interactúa con la interfaz de usuario cuando se enfrenta a un proceso de compra, interactúa con una aplicación o desactiva un producto de forma rápida entre las cajas del almacén.
Lamentablemente el adoctrinamiento UX llega con pedales a las provincias y no cala dónde tiene que calar. Y esto para mí, es un auténtico problema si se quieren obtener resultados diferentes. Al final los diseñadores dentro de este tipo de organizaciones acaban de reponedores de themeforest después de que todo el mundo los adelante por la derecha. Los templates son cojonudos para democratizar la web, pero delicados para plantearse como solución estándar para algo tan delicado e importante como una interfaz que se adapte a un producto, a un cliente, a los clientes del cliente, … a una experiencia. Me refiero a esa sensación cuando uno se encuentra ante una interfaz aireada, llena de ritmo, con sus blancos y grises mezclados armoniosamente que tratan de destacar el contenido y mostrar el producto excelentemente fotografiado. Me refiero a esa diferencia entre tanta maleza bootstrapera en escritorio y en móvil.
Es muy triste que los diseñadores no vayan a poder tener un sitio privilegiado en las empresas tecnológicas o de desarrollo aunque se necesiten mutuamente. Creo que erróneamente este tipo de corporaciones llevan tiempo equivocándose al ser remolonas en invertir en ellos. Vivimos en una sociedad visual, donde los nuevos jóvenes tienen a sus ídolos en Youtube y que con mejor o peor atino cuidan lo visual hasta el datalle. Mi sensación creo que también es común con mis colegas, se acaban quemando, desgastando y desilusionando reponiendo los mismos templates día a día.