De un tiempo a esta parte llevo uniendo conceptos, no sé si de forma errónea o tozuda sobre la necesidad de la «desorgananización» (moderada y responsable) dentro de equipos de desarrollo web.
Hablemos claro, conoce el medio
La web es un medio altamente cambiante en cada uno de sus pilares y por eso tiene una naturaleza inherentemente desorganizada: diseño, front-end, usabilidad, marketing online, SEO, programación back-end, administración de sistemas, son disciplinas dispares que sustentan la web y están en constante modificación. Cualquier pata que falle en un proyecto web de envergadura puede hacer que se vaya al traste estrepitosamente. Estas disciplinas en su conjunto se pueden asemejar a un sistema primitivo con vida que a mirada de microscopio son puro caos y cambio. Sólo hace falta ver cómo ha cambiado el panorama web en pocos años o te renuevas o estás muerto, en cualquier caso necesitas un poco de agilidad para sobrevivir en el medio online.
La desorganización es síntoma de «vida». La vida en todas sus formas no es concebida sin desorden, el orden es para las máquinas y los robots.
Quien hace proyectos web vivos, aunque sea con palicos y cañicas, sabe a lo que me refiero: los requerimientos cambian de un día para otro, los factores externos mutan, las tecnologías las imponen los dispositivos de moda, el diseño de interfaz sigue sus ciclos caprichosos y todo esto ha de ser creado para un buscador que cambia de reglas cada año.
Entonces en este plasma de factores tan variantes lo que se requiere es una máxima flexibilidad y adaptación al cambio para poder sobrevivir en un mercado hipersaturado. En mi opinión, en un sistema productivo rigurosamente ordenado y estricto la fricción al cambio siempre es mucho mayor y ahí conseguir resultados es dificil.
Nota: ¿a qué me refiero con desorganización?
Cuándo hablo de desorganización, me refiero a la eliminación de la verticalidad típica de cadena de mandos de un equipo, donde un jefe designado por otro jefe es capaz de imponer unas ideas o una forma de trabajar. Una horizontalidad, donde cualquier miembro del equipo puede ser capaz de auto decidir y pausar su planificación para atender las incidencias de un VIC (Very Important Customer).
Un caso real: ¿cómo nos organizábamos?
Haciendo retrospectiva durante mi paso por una consultora en un equipo de web me dí cuenta en mis últimos días que todo aquello que a veces criticaba de desorden, en realidad, era lo mejor para el desarrollo de los proyectos del grupo. Sin ser conscientes habíamos creado un sistema muy horizontal, digamos que auto-organizado donde según las urgencias o necesidad de fechas de entrega de los proyectos o su tipología, los diferentes roles nos organizábamos espontáneamente, y lo mejor de todo, opinábamos creando unas ideas y sinergias muy interesantes. Investigando algo más sobre nuestro sistema de organización, descubrí que estábamos haciendo Holocracia:
Holocracia: Es un sistema de organización donde cada empleado es el responsable de sus tareas y operaciones, de tal manera que se eliminan los cargos y no existe la figura del jefe. Esta práctica hace énfasis en las decisiones democráticas y en empoderar a los empleados para que tengan una participación más activa.
Aunque siempre vistos como desorganizados y raros desde fuera -como les sucede siempre a los de web en empresas tecnológicas donde se hacen también otras cosas que no son web- nos acabamos organizando. Perfiles muy variopintos pero que acabamos conociéndonos bien y sabíamos quién debería hacer cierta tarea de ante mano. Los roles eran diversos y versátiles, gente que quería programar y dar soporte a incidencias; gestionar clientes y hacer SEO; perfiles a los que no les importaban gestionar y reportar las cuentas a los superiores; diseñar y cuidar los detalles para encontrar lo mejor para el cliente del cliente; diseñar y desarrollar tratando de hacer de todo menos checklists; programar e idear soluciones. Todo esto se hacía con metodologías Kanban, porque el Scrum era imposible aplicarlo debido al gran número de proyectos que manejábamos. Eso sí, nunca tuvimos un claro jefe interno en el departamento y nadie quería tomar las riendas porque sin darnos cuenta estábamos cómodos sin jefes y organizados de esta forma porque todos teníamos voz y opinión.
Lo que me ha quedado claro en este tiempo es que allá donde esté y siempre que exista un objetivo claro de la organización y personas comprometidas voy a luchar por este sistema, que además de engullirse los egos (y yo tengo mucho), hace que cada especialista sea autónomo para tomar decisiones sobre su trabajo, que serán las mejores para el proyecto, y se podrá mejorar la capacidad de adaptación a todos los cambios que aparecen hoy en día en este negocio. También he de recordar, que cuando vuelva a lamentarme de que vivo en un entorno desorganizado, tendré que tratar de mirar desde fuera y en caso de que los proyectos salgan y las cuentas a final de año, sabré si estoy en una guerra de guerrillas o en un sistema que se parece a la holocracia.